La candidiasis oral o también conocida como muguet es una enfermedad infecciosa que es generada principalmente por el hongo Candida Albicans.
Se genera en forma de levadura, provocando la aparición de manchas blanquecinas (aftas) tanto en la boca como en la lengua, pudiendo extenderse por toda la cavidad oral, llegando incluso a la garganta y los labios.
La candidiasis oral es más común en bebés y adultos mayores, pero puede aparecer a cualquier edad. Esta enfermedad bucal en los bebés no suele ser grave.
Tratamiento y prevención de los trastornos más comunes de la lengua
Como es de esperar, no existe un tratamiento único para varias enfermedades como las mencionadas, y dependerá del médico especialista quien analizará los síntomas que se presenten deberá diagnosticar y prescribir un tratamiento adecuado para cada caso.
Pero lo que sí es posible en la mayoría de los casos es minimizar la aparición de problemas a través de medidas preventivas.
¿Por qué se puede dar este contagio?
Lo más común es que el sistema inmunológico de nuestro cuerpo mantenga a raya a los virus, bacterias y hongos, pero a veces falla, especialmente si tenemos alguna de estas condiciones:
- Diabetes.
- La ingesta de medicamentos como antibióticos puede favorecer su aparición.
- El uso de prótesis dentales, al favorecer la boca seca, también puede convertirnos en perfectos candidatos a padecer candidiasis oral.
- Alimentación inadecuada.
- Falta de higiene.
- Fumar.
- Tener VIH.
- Bebés amamantados que se infectan porque las mamas de su madre están afectadas por este hongo.
- Toma esteroides o inhaladores para el asma. Por esta razón, siempre es recomendable cepillarse los dientes inmediatamente después de usar estos productos con corticoides para prevenir hongos.
¿A quién afecta la candidiasis oral?
La candidiasis oral puede afectar a cualquier persona. Los grupos de población más vulnerables serán aquellos con un sistema inmunitario más débil o menos desarrollado, como los bebés y los ancianos.
Además, existen algunos factores de riesgo que pueden desencadenar la propagación del hongo, aprovechando el debilitamiento del sistema inmunitario.
En adultos que padecen determinadas enfermedades sistémicas como el SIDA o en tratamientos oncológicos como la quimioterapia, es habitual que se manifieste esta u otras infecciones bucales.